Si aplicamos la teoría darwinista a Westeros, los protagonistas que sobreviven en esta quinta temporada, cuando muchos de los rostros principales han ido quedando en el camino -con descabezamientos, envenenamientos y demases-, son los más aptos para el juego de tronos. No son los más fuertes quizás, pero sí son los que, siguiendo la teoría evolutiva, saben manejarse y adaptarse mejor a la lucha de poder, familia y castas que mueve a la serie.
Así, aunque los nuevos capítulos introducen a más personajes -a veces podrían traer armaduras con nombre, para ayudar al espectador-, son las caras conocidas las que mueven la serie adelante y hacen que siga siendo un adicción de domingos en HBO.
Está Jon Snow, claro, el bastardo que ahora se hará cargo de la Guardia Nocturna. Jon Snow, a pesar de ser un hombre imposiblemente valiente, sigue siendo un poco inocente en todo esto del poder. Ahora deberá enfrentarse a las dificultades del liderar: tener que tomar decisiones que no le acomodan porque es el bien mayor, tener que pensar en grande y no en pasional.
Quien podría darle consejos al respecto es Daenerys, la madre de dragones, quien al otro lado del mar está liderando a su pueblo de esclavos liberados. Pero gobernar es más difícil que reinar, o que conspirar. Sus súbditos se rebelan, los antiguos dueños de la tierra conspiran, y dos de sus dragones no parecen nada contentos con que los encierre, ya que no los puede controlar. Daenerys, tan hábil en pasar de ser un peón a una reina en cinco temporadas, debe demostrar que tiene lo que necesita para mantenerse en la cima.
A su encuentro viaja Tyrion, huyendo tras asesinar a su padre y perder a la traicionera mujer que amaba. Su visión pragmática, pero que esconde un buen corazón, quizás es justamente lo que Daenerys necesite en este minuto y de sólo pensar tenerlos juntos en un encuadre, que cada capítulo de Game of Thrones hasta entonces será imperdible.
Y está Cersei, la reina madre, tratando de mover las piezas a su favor en medio de un vacío de poder, ya que su hijo Tommen heredó el Trono de Hierro después de la muerte de Geoffrey, y aún es muy pequeño para saber cuáles son amigos y cuáles enemigos, menos todavía el futuro del reino. Cersei ya no tiene la opresión de su padre, ya no tiene a un marido inútil, e incluso aleja a su hermano y amante Jamie, en busca de su hija. Por primera vez en su vida tiene el escenario, y mientras de seguro tiene la sangre fría para tomar las decisiones difíciles, lo complejo será encontrar su lugar en la cima, con tanto complot y hombre que desconfía, alrededor.
Jon Snow, Daenerys, Cersei, Tyrion, además de Arya , son sobrevivientes de sus circunstancias y de sus contextos. Son sobrevivientes en, y de, sus propias familias. La fuerza no es lo más importante, pero en esta historia sí se premia el valor, no sólo en batallas, sino el de saber escuchar el propio instinto. Aunque Game of Thrones funciona haciendo desaparecer a sus estrellas, esperemos que gracias a su astucia, se salven en esta temporada. Nos queda aún, mucho por ver de ellos.
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